La figura de Atanausú es fundamental para comprender la historia de La Palma, en particular, y de Canarias, en general. Sin embargo, pese a la enorme carga simbólica que supone este personaje, en La Palma poco se ha atendido a la misma y ha quedado relegada a un cierto olvido. La reivindicación de Atanausú ha estado más presente en el resto de Canarias que en la propia isla de La Palma. ¿A qué se debe esto? Pues a la propia carga simbólica de esta figura, una carga de rebeldía, el no dejarse someter, la visión y la memoria de los vencidos frente a la cruel gloria de los vencedores por la fuerza. Una figura insumisa siempre será peligrosa a los ojos del poder impuesto.
Vivimos en un contexto histórico y social muy diferente del de 1493, sin embargo, resulta totalmente imposible comprender la situación de la isla actualmente sin tomar en cuenta aquellos acontecimientos. Estos acontecimientos se encuentran inscritos también dentro de la historia del mundo, puesto que, tras Canarias, vino la conquista de América, instaurándose las bases de un desarrollo desigual entre los pueblos del planeta, las bases del dominio imperialista y capitalista.
Reivindiquemos a Atanausú, no como mero acto folclórico o nostálgico. No se trata de volver al pasado, a una supuesta arcadia feliz que, posiblemente, no se correspondiera con la realidad de la Canarias precolonial. Se trata de traer la figura de Atanausú, su significado, hacia nuestros días, dotándola incluso de nuevos significados simbólicos, el grito de los de abajo, el grito de protesta ante la destrucción de la isla a manos de los nuevos Fernández de Lugo del cemento, la protesta ante los herederos del caciquismo sotomayoril.
Vivimos en un contexto histórico y social muy diferente del de 1493, sin embargo, resulta totalmente imposible comprender la situación de la isla actualmente sin tomar en cuenta aquellos acontecimientos. Estos acontecimientos se encuentran inscritos también dentro de la historia del mundo, puesto que, tras Canarias, vino la conquista de América, instaurándose las bases de un desarrollo desigual entre los pueblos del planeta, las bases del dominio imperialista y capitalista.
Reivindiquemos a Atanausú, no como mero acto folclórico o nostálgico. No se trata de volver al pasado, a una supuesta arcadia feliz que, posiblemente, no se correspondiera con la realidad de la Canarias precolonial. Se trata de traer la figura de Atanausú, su significado, hacia nuestros días, dotándola incluso de nuevos significados simbólicos, el grito de los de abajo, el grito de protesta ante la destrucción de la isla a manos de los nuevos Fernández de Lugo del cemento, la protesta ante los herederos del caciquismo sotomayoril.
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